Stieg Larsson (Suecia)
El gran boom de la literatura policíaca. El gran best seller, sin más. Al éxito de El hombre que no amaba a las mujeres hay que sumar ya esta segunda entrega de la trilogía de Millennium, verdadero fenómeno de talla mundial, escenificación novelística del periodismo de denuncia y la literatura negra que ha alcanzado un desmesurado eco.
Larsson (Västerbotten, 1954- Estocolmo, 2004), que se dejó la vida en ello y murió de un ataque al corazón antes de ver publicadas las novelas -las especulaciones sobre si fue o no asesinado no se detienen, mientras tanto-, concibe su obra prácticamente como un testimonio periodístico, afinando los detalles a su último extremo, contra la extrema derecha y la corrupción económica. Tiene esa habilidad inusitada que te condena a leer la novela de principio a fin cuanto antes.
No podrán dejarla. Sucedió con la primera y también con La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Y sucederá con la tercera, La reina en el palacio de las corrientes, que llegará en junio. El día 5. Por supuesto, de manos de la editorial Destino.
Como saben, Millennium -tres millones de ejemplares vendidos en Suecia, país con seis millones de habitantes; y exactamente igual en media Europa- está protagonizado por un periodista, Mikael Blomkvist, editor y cofundador de la revista que sirve para denominar la trilogía, Millennium, y por la 'hacker' Lisbeth Salander, que en esta segunda novela aparta a Blomkvist de todo protagonismo y se erige en centro de una obra poderosa, contundente, entretenida, que homenajea a Ed McBain y a Sjöwall y Wahlöö.
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